Sonambulismo en niños: síntomas, causas y tratamiento

El sonambulismo es un trastorno del sueño donde se puede observar al niño realizar actividades como hablar, sentarse y caminar mientras está dormido, aunque tenga los ojos abiertos. Suele aparecer entre los 4 y 8 años y es más frecuente en varones. Los episodios de sonambulismo en niños pueden ser esporádicos o frecuentes, con una duración variable. Algunos duran unos segundos y otros hasta media hora. Suele ocurrir una o dos horas después de acostarse.

Se estima que alrededor del 15% de los niños caminan sonámbulos al menos una vez entre las edades de 4 y 12 años. Es habitual que ocurra en niños sanos y no suele estar relacionado con problemas emocionales o psicológicos importantes. Una de las características de este tipo de parasomnia es que el niño no responde al llamado mientras lo experimenta y no recordará las actividades que realizó durante el episodio. También puede interesarte Por qué mi bebé se despierta siempre a la misma hora.

El sonambulismo es fácil de identificar dado que sus síntomas son bastante característicos, entre estos:

• Mirada fija: durante los episodios, los ojos del niño pueden estar abiertos pero con una mirada vacía y sin expresión.
• Deambulación nocturna: el niño se levanta de la cama y camina por la casa mientras está dormido. Hablar dormido: aunque puede hablar, sus palabras suelen ser incoherentes o sin sentido.
• Dificultad para despertarse: despertar a un niño sonámbulo puede ser difícil y, si se logra, puede estar confundido o desorientado.

Durante los episodios de sonambulismo, los niños pueden realizar distintas actividades, desde solo sentarse en la cama hasta actividades como comer, abrir ventanas o puertas con cerraduras, e incluso orinar en lugares inusuales como el armario o el suelo.

Aunque no se conoce a ciencia cierta la causa que desencadena esta alteración del sueño, existen algunos factores que aumentan el riesgo de padecer sonambulismo durante la infancia, entre estos:

• Patrones de sueño irregulares.
• Cansancio en el niño.
• Estrés (nuevo colegio, cambio de hogar).
• Enfermedad o fiebre.
• Consumo de ciertos fármacos.
• Sufrir de apnea-hipopnea del sueño.
• Padres que fueron sonámbulos o experimentaron terrores nocturnos en la niñez.

En algunos casos, el sonambulismo puede acompañarse de terrores nocturnos y enuresis nocturna (incontinencia urinaria durante el sueño).

El sonambulismo por sí solo no es una condición peligrosa para el niño. Sin embargo, al estar el niño dormido durante estos episodios, aumenta el riesgo de que sufra un accidente doméstico, caídas o asfixia. Por ello, es importante que la habitación del pequeño y el hogar sean seguros. Conviene mantener la habitación libre de objetos peligrosos, con cerraduras adecuadas en ventanas y puertas. Además, es necesario colocar vallas de seguridad en las escaleras.

Cabe destacar que el sonambulismo no suele traer otras consecuencias para la salud del niño. Sin embargo, cuando estos episodios son frecuentes, puede hacer que el infante se sienta cansado y con sueño durante el día, lo que sin duda afecta el desarrollo de sus actividades diarias.

El sonambulismo en niños suele curarse por si solo alrededor de los 10 años, cuando el niño ha madurado sus patrones de sueño. Generalmente, no necesita un tratamiento específico, pero es necesario adoptar algunas medidas para reducir la frecuencia de los episodios, entre estas:

• Comprueba que duerma el tiempo necesario: evita que salte la siesta y acuéstalo más temprano, o en todo caso, a la hora habitual.
• Mantén un horario regular para acostar al niño en momentos en que pueda sentirse cansado o estresado (por ejemplo, en eventos escolares especiales).
• En caso de que duerma fuera de casa, es necesario avisar a los cuidadores sobre el sonambulismo de tu hijo/a para que sepan qué esperar y tomen algunas medidas de seguridad durante la noche.

Por otro lado, aunque esto puede causar impresión a los padres, no se debe hablar del tema con mucha atención, pues esto puede aumentar la ansiedad del niño antes de dormir, incluso, favorecer el sonambulismo o el insomnio por la noche.

Si tu hijo/a es sonámbulo/a, debes velar por mantener un entorno seguro durante las noches y así prevenir que se haga daño. A continuación, te dejamos algunos consejos y recomendaciones útiles cuando el niño experimente un episodio de sonambulismo:

• Instala un timbre, campanillas en la puerta o un monitor que te alerte cuando el niño salga de la habitación.
• Mantén el orden dentro del hogar y evita dejar objetos en el camino con los que el niño pueda tropezar o hacerse daño.
• Evita que duerma en camas altas o literas.
• Instala cerraduras de seguridad en puertas y ventanas que no sean fáciles de abrir para los niños.
• Mantén en un lugar seguro las llaves del coche.
• Evita despertarlo. Si bien despertarlo no es peligroso, puede asustarlo y hacer que se sienta desorientado.
• Guíalo de regreso a la cama con tranquilidad.
• Si se rehúsa a volver a su cama, acompáñalo mientras el episodio de sonambulismo todavía no haya finalizado para evitar que se haga daño.

Por último, si experimenta episodios de sonambulismo de forma diaria y además tiene dificultad para respirar, ronca mientras duerme, o incluso moja con frecuencia su pijama, te recomendamos consultarlo con el pediatra. Esto con el fin de tratar algunas condiciones que favorecen su aparición.

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