¿Puedo usar Micralax en el embarazo?

El Micralax es un laxante osmótico que se considera seguro en el embarazo, siempre y cuando sigas de manera estricta las indicaciones médicas para su uso y no excedas la dosis y frecuencia recomendada. Se indica solo en casos de estreñimiento ocasional y su principio activo de este laxante es el Micralax Citrato/Lauril sulfoacetato. Posee una acción combinada del Citrato de sodio que actúa reteniendo líquido en el intestino, lo que incrementa el volumen de agua en las heces, y del Lauril sulfoacetato de sodio, un agente humectante.

Lo ideal es buscar formas de prevenir el estreñimiento durante el embarazo, sin embargo, en algunos casos puede persistir y agudizarse hacia el tercer trimestre, periodo en el que la carga hormonal, el tamaño del útero y el consumo de suplementos como el hierro pueden empeorarlo. En estos casos, el uso puntual de laxantes que no se absorben a nivel intestinal, como el Micralax, puede ser de gran utilidad para mejorar esta molesta condición.

Sin embargo, debes tener especial cuidado al utilizarlo, ya que, como todo fármaco, no está libre de provocar efectos secundarios. En este artículo te explicamos Cómo aliviar el estreñimiento en el embarazo.

El Micralax es un laxante cuyos efectos adversos como dolor, irritación, escozor o picor anal son raros. No obstante, se debe tener presente algunos riesgos que se le atribuyen a su uso frecuente, entre ellos:

• Sangrado rectal: el sangrado por el ano puede aparecer secundario a la irritación severa en el recto. No se debe utilizar microenemas de Micralax si la gestante padece de hemorroides o colitis hemorrágica.
• Cambios en la forma y frecuencia de evacuación: en algunos casos, puede presentarse diarrea o cambios persistentes en el patrón de evacuación.
• Desequilibrios hidroelectrolíticos: la pérdida temporal de electrolitos como sodio y potasio es frecuente con el uso de laxantes osmóticos. Por ello, utilizarlo de forma prolongada (por más de una semana) puede conducir a desequilibrios electrolíticos.
• Reacciones locales en el recto: el Micralax contiene ácido sórbico, lo que aumenta el riesgo de desarrollar dermatitis de contacto.
• Reacciones alérgicas: pueden ser provocadas por el citrato/lauril sulfoacetato de sodio, o cualquiera de sus componentes. Esta reacción inmune puede desencadenar desde una leve urticaria hasta síntomas graves como dificultad respiratoria.
• Dependencia: aunque existe un bajo riesgo de desarrollar dependencia intestinal a este producto, abusar de su uso podría favorecerlo.

El Micralax se utiliza por vía rectal y sus efectos se experimentan entre los 5 y 15 minutos posterior a su colocación. La dosis recomendada para adultos es de 1 cánula al día y no debe utilizarse por más de 6 días seguidos. Ante todo, se debe ser seguir las indicaciones del especialista.

Ahora bien, es importante interrumpir el uso de Micralax y acudir a una revisión médica si experimentas alguno de los siguientes síntomas:

• Estreñimiento que no mejora e incluso parece empeorar.
• Dolor abdominal.
• Sangre en heces.
• Irritación rectal.
• Síntomas de desequilibrio electrolíticos como náuseas, frecuencia cardiaca irregular, debilidad muscular, dolor de cabeza, confusión, entre otros.

Ante los primeros síntomas de estreñimiento durante el embarazo, tu médico te indicará algunas medidas naturales para tratarlo. Por ejemplo aumentar la ingesta de fibra incluyendo en tu dieta frutas, verduras o cereales integrales, beber suficiente agua y realizar ejercicio regularmente.

En el caso de que estas alternativas no den los resultados esperados y el estreñimiento persista, es posible el uso de distintos tipos de laxantes durante el embarazo:

• Laxantes formadores de masa: son el tratamiento de primera opción en el embarazo, utilizados en el estreñimiento crónico. Aportan fibra a su proceso digestivo y ayudan a que los intestinos absorban agua. Esto produce heces más grandes y blandas, que facilitan la evacuación. Entre estos laxantes formadores de masa se encuentra el psyllium (Metamucil), policarbofilo (FiberCon) y metilcelulosa (Citrucel).
• Laxantes osmóticos o salinos: son una opción cuando los laxantes formadores de volumen no funcionan. Mantienen también el agua en los intestinos en lugar de ser absorbida por el cuerpo. Algunos ejemplos de laxantes osmóticos son el Micralax, el Miralax y los supositorios de glicerina. Los laxantes salinos como el hidróxido de magnesio (leche de magnesia) son una alternativa suave y segura durante el embarazo.
• Laxantes emolientes o ablandadores de heces: actúan como humectantes para facilitar la expulsión de las heces, pero solo deben utilizarse en casos puntuales. Entre los laxantes emolientes o ablandadores de heces se encuentran el docusato y la parafina liquida.

Ahora bien, los laxantes estimulantes como sen, el aceite de ricino y el aloe deben evitarse en esta etapa, pues al estimular la motilidad instestinal podrían aumentar el riesgo de partos prematuros. La información que existe sobre el uso de laxantes durante el embarazo es limitada. Aunque, por lo general, algunos de ellos se consideran seguros, lo mejor es optar por medidas preventivas y utilizarlos solo como última opción.

Ante todo, consulta con el especialista antes de elegir alguno de ellos durante el embarazo. Para saber más sobre este tema puedes consultar el artículo Remedios caseros para el estreñimiento postparto.

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