¿Es seguro ir a un spa o balneario durante el embarazo?

Por lo general, no debes acudir a un spa durante el primer trimestre del embarazo, puesto que el primer trimestre es una de las etapas más sensibles e importantes para el desarrollo del bebé. Por esta razón, es mejor evitar riesgos innecesarios. Evidentemente, se deben tomar las mismas medidas, cuando el embarazo es complicado o de alto riesgo. Tampoco se recomienda en el tercer trimestre del embarazo, especialmente después de la semana 37, ya que podría aumentar significativamente el riesgo de parto prematuro.

Por otro lado, es importante consultar a tu médico antes de planificar cualquier visita a estos centros, especialmente si te encuentras entre la semana 14 y la 27, es tu primer embarazo y/o presentas alguno de los siguientes factores de riesgo:

• Tienes una condición médica preexistente, como diabetes, presión arterial alta o enfermedad cardíaca.
• Sufres de sangrado vaginal o dolor abdominal.
• Tienes alto riesgo de tener un parto prematuro.

Acudir a un spa puede ser una forma segura y agradable de relajarse durante el embarazo, siempre y cuando se tomen las precauciones necesarias para evitar riesgos para tu salud y la de tu bebé.

No obstante, no se recomienda ir a un balneario o jacuzzi durante el tercer trimestre del embarazo porque el calor extremo del agua puede aumentar demasiado la temperatura corporal en la madre, lo que puede ser peligrosa para el bebé. Además, los jacuzzis también pueden aumentar el riesgo de desarrollar infecciones vaginales.

Por otro lado, te recomendamos evitar exponerte al calor de las saunas y baños turcos, ya que estos pueden aumentar la temperatura corporal y aumentar las posibilidades de sufrir desmayos y cambios en la presión arterial, que pueden llegar a ser peligrosos durante el embarazo.

Si estás embarazada y decides visitar un spa durante tu segundo trimestre es importante que limites tu tiempo en el jacuzzi a un máximo de 10 minutos. Asimismo, evita las transiciones repentinas y bruscas entre calor y frío y procura mantenerte alejada de los ambientes extremadamente calurosos.

Tampoco utilices piscinas o bañeras donde la temperatura del agua sea superior a los 38 grados, y los chorros directos de agua caliente, que generalmente suelen estar más calientes que el resto del entorno. También es importante asegurarse de que la temperatura del agua no supere los 38°C (100°F).

Cuánto tiempo puede permanecer una mujer embarazada en la piscina

No existen recomendaciones específicas sobre cuánto tiempo pueden permanecer las mujeres embarazadas en una piscina. Sin embargo, es importante escuchar al cuerpo y descansar cuando sea necesario. También es importante asegurarse de que la temperatura del agua no supere los 32°C (90°F) antes de sumergirte y si decides entrar es importante permanecer un máximo de 15 minutos.

El embrión y el feto, tienen capacidad de autorregular la temperatura muy limitada, por lo que depende completamente de la capacidad de la madre para regular la temperatura. Según un estudio de 2011 realizado por la Revista Internacional de Hipertermia, la temperatura corporal central durante el embarazo se encuentra 2°C por encima de la temperatura corporal normal durante largos períodos de tiempo.¹

Por otro lado, se ha evidenciado que si la temperatura se eleva entre 3 y 4°C por encima de lo normal durante 15 minutos podría dar lugar a alteraciones del desarrollo fetal. No obstante, cabe resaltar que estas anomalías fueron observadas en modelos animales.

Te recomendamos evitar los saunas y los baños turcos durante el embarazo. Las temperaturas extremadamente altas de estos lugares, aumenta la temperatura de la madre, y resultar peligroso para el bebé. Además, las saunas y baños de vapor pueden provocar deshidratación, lo que también resulta perjudicial.

Las embarazadas deben tener especial cuidado al utilizar jacuzzis y chorros de agua debido a la fuerte ​​presión del agua, que podría tener un efecto negativo sobre el abdomen. Una mayor intensidad puede estimular el movimiento uterino y favorecer el inicio de las contracciones. Si bien no necesariamente conduce a un parto prematuro, puede causar molestias en el embarazo y preocupación por la salud del bebé.

Si está embarazada y decide visitar un spa, es importante informar al personal, ellos podrán adaptar los servicios a sus necesidades y garantizar que tenga una experiencia segura y agradable.

A continuación se ofrecen algunos consejos adicionales para ir a un spa durante el embarazo:

• Acude a un spa de buena reputación, preferiblemente con experiencia realizando tratamientos durante el embarazo.
• Informa al personal del spa sobre tu embarazo y cualquier condición médica preexistente.
• Elije un masaje prenatal suave para que no ejerza presión sobre el abdomen.
• Evita tratamientos que impliquen calor intenso, como saunas, baños de vapor y jacuzzis.
• Mantente hidratada en todo momento bebiendo mucha agua antes, durante y después de su visita al spa.
• Escucha a tu cuerpo y descansa siempre que sea necesario.

Qué pasa si estoy embarazada y entro a aguas termales

No debes ingresar a aguas termales durante el embarazo porque los altos niveles de minerales y azufre de esta agua, pueden perjudicar la salud de la madre y del bebé. Además, la temperatura del agua en las aguas termales puede variar mucho y aumentar el riesgo de sobrecalentamiento.

En un artículo de la revista American Journal of Epidemiology de 2012² los autores examinaron la relación entre la temperatura ambiental y el nacimiento prematuro y la muerte fetal en Brisbane, Australia. Se encontró una asociación entre temperaturas más altas y períodos de gestación más cortos, siendo el índice de riesgo para nacidos vivos de 0,96 a 15°C y de 1,02 a 25°C. El efecto de la temperatura es mayor a las 36 semanas de embarazo.

También examinaron si hay periodos del embarazo en los que la exposición a altas temperaturas tiene un mayor efecto. Este estudió halló que las altas temperaturas ambientales durante las últimas cuatro semanas del embarazo pueden aumentar el riesgo de muerte fetal. Estos hallazgos proporcionan pruebas sólidas, que vinculan las temperaturas más altas con el riesgo de muerte fetal y embarazos más cortos.

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