Cómo respiran los bebés en la barriga

La circulación fetal ocurre de forma única y no se replica en ningún otro momento de la vida. Los bebés en el útero materno no respiran aire con sus pulmones, sino que obtienen el oxígeno a través de la placenta. Alrededor de la octava semana de embarazo se establece la arquitectura básica de pulmón, que va madurando con el transcurso de las semanas. Finalmente, a los nueve meses, los pulmones estén formados y casi listos para comenzar a respirar fuera del útero materno.

Dentro del útero, el oxígeno de la sangre materna se transfiere a la sangre del bebé a través de la placenta y el cordón umbilical, por medio de las venas umbilicales. A su vez, el dióxido de carbono, la sangre desoxigenada del feto y otros productos de desecho, se transfieren hacia la sangre materna para su eliminación, por medio de las arterias umbilicales. Este proceso se conoce como respiración placentaria.

Un punto importante a considerar es que dentro del útero los pulmones del feto están llenos de líquido, lo que impide que obtenga el oxígeno necesario desde sus propios pulmones. A continuación, te explicamos cómo respiran los bebés en la barriga de la madre, o proceso de intercambio de gases de la placenta:

1. El bebé obtiene el oxígeno y los nutrientes de su madre a través de la placenta y el cordón umbilical.
2. La sangre oxigenada de la madre llega a la placenta a través de las arterias uterinas.
3. El oxígeno se difunde a través de una delgada membrana que separa la sangre materna de la sangre fetal.
4. La sangre fetal, ahora oxigenada, viaja a través del cordón umbilical hasta el bebé.
5. La sangre oxigenada llega al bebé desde la placenta a través de la vena umbilical, que desemboca en la vena cava inferior a través del ductus venoso.
6. El dióxido de carbono y otros productos de desecho del bebé se difunden desde la sangre fetal a la sangre materna.
7. La sangre materna, ahora con dióxido de carbono, es recogida y devuelta a la placenta a través de las dos arterias umbilicales, que nacen de las arterias ilíacas.

Aunque es poco frecuente, los bebés pueden experimentar falta de oxígeno (hipoxia) o disminución del flujo sanguíneo (asfixia) en el útero materno. Esto puede ocurrir por diversas razones, como:

• Problemas con la placenta: desprendimiento de placenta, placenta previa o insuficiencia placentaria.
• Problemas con el cordón umbilical: compresión del cordón umbilical, nudos en el cordón umbilical o prolapso del cordón umbilical.
• Problemas de salud materna: preeclampsia, diabetes gestacional o enfermedades cardíacas.
• Problemas fetales: anomalías congénitas o crecimiento intrauterino retardado.

La hipoxia o asfixia fetal puede tener consecuencias graves para el bebé, como daño cerebral, parálisis cerebral o incluso la muerte. Por esta razón, es fundamental que, si estás embarazada, recibas un control prenatal adecuado para detectar y tratar cualquier problema que pueda poner en riesgo la salud del bebé.

El nacimiento marca una transición crucial en la vida del bebé, en la que pasa de obtener el oxígeno a través de la placenta a respirar aire con sus propios pulmones. Este cambio se produce en las siguientes etapas:

1. Durante el parto: a medida que el bebé pasa por el canal del parto, se comprime su tórax, lo que ayuda a expulsar el líquido amniótico que llena sus pulmones.
2. Al nacer: cuando el bebé nace, el cordón umbilical se corta, lo que interrumpe el flujo sanguíneo placentario. Esta interrupción desencadena una serie de cambios fisiológicos en el bebé que lo preparan para la respiración pulmonar.
3. Primeros respiros: el bebé toma sus primeros respiros, lo que expande sus pulmones y permite que el aire entre en los alvéolos, los pequeños sacos de aire donde se produce el intercambio de gases. Al cortar el cordón umbilical se elimina la circulación placentaria.
4. Adaptación a la respiración pulmonar: durante los primeros días de vida, el sistema respiratorio del bebé continúa adaptándose a la respiración pulmonar. Los pulmones del bebé se expanden completamente, y la circulación sanguínea se redirige hacia los pulmones para oxigenar la sangre. Comienza así el funcionamiento normal postnatal del sistema circulatorio.

Factores que favorecen la transición a la respiración pulmonar

Los factores que ayudan a completar este proceso son:

• Contacto piel con piel: el contacto piel con piel inmediato entre la madre y el bebé después del nacimiento ayuda a estabilizar la temperatura corporal del bebé, estimula su respiración y favorece el vínculo afectivo.
• Lactancia materna: la lactancia materna temprana proporciona al bebé anticuerpos y otros nutrientes que fortalecen su sistema inmunitario y favorecen su desarrollo.
• Ambiente tranquilo y cálido: un ambiente tranquilo y cálido favorece la adaptación del bebé al mundo exterior y reduce el estrés.

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